Por Dante Liano*
DE COMO LOS GUATEMALTECOS TRANSGREDIMOS LAS
SACROSANTAS REGLAS
DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Guatemala es el único país donde en lugar de
bochinches, objetos, cosas, chucherías, naderías, tonterías o
estupideces hay babosadas. Hace ya muchos años, cuando doscientos babosos
(en Guatemala no se dice 'fulanos' o 'tipos', se dice, con gran autocrítica
nacional: 'babosos') nos empeñábamos en sacar un título para subir al
menos una grada en la escala social y nos aglomerábamos en el anfiteatro
de la San Carlos, llamado 'iglú', no faltaba un baboso que, desde afuera,
gritara:' ¡BABOSAAAAADAS! Se refería a la
clase de Filosofía. El profesor se inspiró y publicó un libro que se
llama: La Filosofía de las babosadas. El único país en el mundo fundado en las babosadas y poblado de babosos.
No es que lo digan en el extranjero, lo decimos nosotros: 'Ayer conocí a un baboso...'.
Hace ya su buen rato que nos venimos dando golpes de pecho por racistas
con los indígenas, pero si hablamos de una estera decimos 'petate'; de
una bolsa: 'matate', los niños se llaman 'ishtos'
si no 'ixcorocos', aunque en su mayor parte
sean 'patojos' (quiere decir 'cojo' averigüé el otro día), y las
patojas son 'ishocas'; somos el único
lugar en el mundo en donde no hay 'cornudos' sino 'quemados de canilla'
(parece que la expresión es de origen maya) y los abandonados por su
mujer han sido `tecuneados', no por el héroe
nacional sino por la feminista María Tecún.
A dos amigas mías les preguntaron si ellas decían 'vuir' en lugar de
'voy a ir'. Si me hubieran preguntado, hubiera respondido menos sabiamente
que mis amigas, que claro que digo 'vuir', y no sólo, sino que 'pior',
más bien:'piosh’, y 'botea', 'gaína',
plaía', 'Ay Dios', 'a saber' y tipifico a
la mayoría de gente como 'serotes', y en
lugar de decir 'cáspita', 'recórcholis' o 'zambomba', digo: 'puta, vos',
No me son indiferentes las cosas, sino que 'me pela el riel', y a los
asquerosos no los llamo 'puercos', sino 'coches’, y mi aumentativo no es
sufijo 'azo' sino el prefijo 're', redoblado en 'requete', pero puedo usar
el 'on', para decir 'arbolón' y 'señorón',
y si es mucho el árbol, como la Ceiba de Palín, entonces rempujo el 'arbolonón’ y los cretinos no son estúpidos, sino 'maaaaachos', y las putas no son un
número infinito, sino que son sesenta mil exactas, ni una más ni una
menos, sobre todo si madres de algún hijo de ellas, que abundan aquí y
en todas partes, y los maestros son todos 'viejos', y las mujeres
'viejas', y un tipo no es, como en Madrid, un 'tío', sino 'un pisado',
que cuando me cae mal conviértese en 'recontrarepisado'. 'Echarse un
zope' no es matar a un zopilote como se podría creer, sino que significa
'echar las tripas', o sea 'arrojar', es decir, en castellano de Castilla
la Vieja (somato): 'devolver', 'vomitar' (con zeta).
. Como Sancho, digo 'basca' en lugar de 'náusea',
por lo que nunca he podido comprar un célebre libro de Sartre.
Y hablando de zopes, llegó a Guatemala un buen gringo (cosa rara, un
'baboso') cuya profesión era estar de 'viva la flor': era ornitólogo.
Observador de pájaros, pero como en Guatemala un observador de pájaros
puede ser legal y moralmente condenado, mejor se dice que era ornitólogo,
(Porque 'pájaro' y 'paloma' no son volátiles, aunque a veces vuelen en
manos apresuradas, sino bien otra cosa que no perderé el tiempo en
explicar).
Pues este baboso venía a fotografiar al quetzal. (Cuando lo decía, todos
se metían la mano a la bolsa, mas no para otra cosa, sino para mostrarle,
guanacos y guasones como pocos, un billete otrora verde).
Observó el observador que las dos frases más frecuentes en Guatemala
eran: 'ia saber' y 'Hay Dios!'.
Después de
quinientos años y varios días más de estar recibiendo riata
(la 'reata' es uno de los instrumentos más usados en Guatemala, con sus
verbos auxiliares: 'dar' y 'recibir', y por favor, no la diga como en España,
con 'e', se debe decir 'riata'), pues bien,
después de tantos años de recibir... riata,
y por supuesto que no está como aquellos micos que ni ven, ni oyen ni
hablan!
A propósito, la 'pupusa' no es, en Guatemala, el plato regional típico
de El Salvador . Y una 'pupusería', que abundan allá , aquí sería
inmediatamente frecuentada por carros de lujo llenos de guardaespaldas. La
'pupusa', señores, es el 'mico', que da origen al dicho: 'La que da el
pico da el mico', o sea el 'hoyo' cariñosamente conocido como el
'hoyito', motivo por el cual es imposible decir el diminutivo de su nombre
a los que se llaman Eloy.
Siempre delicados y finos, llamamos a las
patojas ('ixocas') 'rabitos',
en lugar de 'culitosa', con nuestra fatal tendencia latinoamericana al
diminutivo.
No diremos jamás, como un rotundo peninsular, ‘me duele el culo', ante
el médico, sino que aludiremos a un tímido 'aquí atrás' y sí mucho
usaremos 'la rabadilla', sin el consabido 'puyo', pues no estamos. Y si
llegamos tarde, nuestra excusa será que nos agarró el tiempo, pues antes
nos dejaríamos fusilar que admitir que 'nos cogió la tarde', metáforas-excusas
mas que suficientes para ser perdonados por el retraso, pues quien en
tales menesteres estaba ocupado, pierde tiempo y virginidad, si la
hubiese. 'Coger', como verbo, está prohibido en Guatemala, como en el
resto de América y tal vez por eso no hay corrida, para no verse en el
bochorno de aceptar que a un torero lo cogió el toro. Por eso, nadie da
'una cordial acogida a su casa', sino que da la bienvenida, so pena de
sopapos.
Vivimos apenados. Tal vez por eso, cuando alguien se excusa, no es
'excusado', grave ofensa, sino 'perdonado', con la frase; "No tenga
pena', que quiere decir 'no se preocupe' aunque el otro no tenga ni
vislumbre de pena. A propósito de pena, nunca obra alguna, será de 'gran
en(verga)dura ', pues todo el auditorio se pondría abochornado y se le
subirían los colores a la cara.
Por años hemos hecho sufrir a nuestros visitantes con el perentorio
'hasta' que significa lo contrario de lo que afirma. Si un médico dice:
'Recibo a mis pacientes hasta el jueves', el que no es chapín se jodió,: estará todos los días, menos jueves.
Pendejo él (que no es el pendejo peruano: ‘listo' sino el nuestro,
'baboso') por no saber el verdadero español.
Posesivos, rompemos las reglas de la Academia Española cuando nos
apoderamos de todo al decir; 'un mi tío', 'un mi hermano', 'un mi
cuaderno'. Clásicos, decimos, como en el siglo de oro: 'si yo tuviera
dinero, me compraría una mi casa'.
Engreídos, creemos hablar el mejor español del mundo, y nos burlamos del
español de los peninsulares ('groseros'), del de los argentinos
('cantadores'), del de los salvadoreños ('guanacos'), por no hablar de
los cubanos que se comen las eses y nunca cuando hablan en plural con su
velocidad de tarabilla.
Este es: nuestro español: taimado, aindiado, encachimbado.
Al que le guste, atásquese, que hay lodo, y al que no, cómprese un
diccionario de la lengua, haga un rollito y siga las instrucciones,
'detalladas' atrás, como en el cine.
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*Dante
Liano es escritor guatemalteco, premio nacional de Literatura.
(Aclaración:
las palabras en rojo no figuran en la 22a.
edición
del Diccionario de la Real Academia)
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